Siguiendo la moda de series de corte épico tipo “Roma”, "Los tudor" parte de una historia que ha sido “modernizada” y busca enganchar a las nuevas masas. ¿Quién necesita al Enrique VIII pelirrojo y obeso, pudiendo tener a alguién más atrayente para la audiencia?
De esta forma, el actor irlandés Jonathan Rhys Meyers fue el elegido para dar vida al monarca inglés, que se caracterizó especialmente por el gran número de reinas guillotinadas o repudiadas, que pasaron por su lecho. Nada menos que seis. Otra gran “proeza” fue enfrentar Inglaterra contra la iglesia de Roma, causando un enorme escándalo en toda Europa. Ningún príncipe había hecho temblar los cimientos del vaticano, planteando una reforma radical.
Sin tener gran presupuesto, la serie logra cumplir con dieces lo referente a ambientación, vestuario, musicalización a cargo de Trevor Morris... Michael Hirst, experto en la materia, es único guionista de cada episodio.
El transcurso de la serie varía sustancialmente. En la primera temporada, nos encontramos a un Enrique VIII en la flor de su vida, jóven, atlético... Especial mención a su compañero de hazañas Charles Brandon( Henry Cavill quién interpretará a superman en su nueva película). Pero su historia es secundaria, como todas las demás. Aquí se trata de centrarse en el popular romance Bolena-Enrique, que es el eje que desencadena la ruptura con la iglesia y la caída de la siempre mártir, Catalina de Aragón.
Si la primera temporada, es más luminosa y vibrante, la segunda se torna oscura, y posiblemente sea la mejor. Ya habiendo conseguido su objetivo, Ana Bolena, ahora la prioridad de Enrique será tener un heredero. Su enfrentamiento con el papa alcalza su punto más álgido, suponiendo nada menos que la ex-comunión del propio Enrique o la decapitación de Thomas Moro. Esta temporada concluye con un momento muy esperado: la ejecución de Ana.
La tercera temporada, la peor de todas, empieza con la boda de Enrique y Jane Seymour, su tercera esposa y la única que le dió un hijo varón, Eduardo. Aunque esto la mató. Paralelamente, vemos como el pueblo de Inglaterra se subleva, indignados por la abolición de los monasterios llevada a cabo por Cromwell. La temporada finaliza con el breve matrimonio de Enrique y Ana de Cleves, un matrimonio político orquestado por Cromwell que le costó, como no, la cabeza.
La cuarta y última, de un tono más “culebronero”, pone su atención en Catalina Howard, el tema de la infidelidad, su decapitación... Ya adentrándose en su recta final, se inicia la guerra de Inglaterra contra Francia, que fue un total fracaso y llevó consigo la vida de centenares de soldades ingleses. (¿o conquistar Boulogne mereció tantas muertes?) Puede observarse, el declive de Enrique, ahora envejecido y poco ágil, en contraste con la primera temporada. La boda y casi decapitación de Catalina Parr, la última esposa, marcan el final de la serie.
Así, en sus 38 capítulos, la serie combina intrigas y suspense, con ríos de sangre, ejecuciones, erotismo y drama. Los ingredientes del éxito: sacar adelante una historia que ha sido adaptada tantas veces, incluyendo de paso algunas desviaciones históricas, escenas crudas... En fin, actualizar y exprimir una historia de por sí atractiva.
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